La buena autoestima es como entrar a la casa de una.
La ventana quizás esta rota, y al living le falta una mano de pintura, pero el sillón está como nuevo, y la mesa combina con todo. Algunas cosas te gustan más, y otras no tanto, y así y todo, tu casa te encanta porque al final es tu hogar.
En palabras un tanto más formales, la buena autoestima es la capacidad de valorarte positivamente, sin importar que tengas cualidades que no sean tan buenas, o algunas cositas que podrías arreglar.
Pero muchas veces esto de valorarte positivamente aún reconociendo tus puntos débiles no es tan fácil. Y existen varios factores individuales por los que podrías tener una baja autoestima.
Aunque la autoestima se arraiga en la infancia, es una construcción propia que va cambiando a lo largo del tiempo en función de distintas variables.
La autoestima en los tres planos temporales.
La autoestima es un concepto que atraviesa los tres planos del tiempo.
Respecto al pasado, por ejemplo, es importante que tengas en cuenta cuáles son las creencias que arrastras desde tu infancia, quizás inconscientes en gran parte, y que te limitan a vivir más a gusto con vos misma. En tu presente, son los valores que te guían los que hacen peso a este concepto. Tomar consciencia de cuáles son, cómo los fuiste construyendo, y en tal caso, accionar con consciencia en definirlos si no están tan claros, son grandes pasos para fortalecer tu autoestima. Finalmente respecto al futuro, la autoestima va a relacionarse con los sueños que tengas, tus objetivos, y la posibilidad de tener un propósito que vaya más allá de vos misma, que este conectado con algo más grande, y sea una forma de ayudar a otros y contribuir a una sociedad mejor. Pero, ¿qué factores sociales podrían estar influyendo sin que realmente lo sepas? Es la industria de la belleza autoimpuesta, en busca de una utópica perfección, la que nos ha desempoderado a las mujeres. La belleza y el estilo, en realidad, pueden ser muy potentes y empoderarte. Porque hablan de vos sin que digas nada. Cuando te miras y te gustas, tu confianza se afianza y tu mensaje se proyecta rápidamente. Así, comunicas con tu mirada, tus movimientos, tus manos y la fuerza de tu pisada. Pero esta belleza, este estilo, no es una tipología mainstream de belleza hegemónica. O no debería serlo. Y está en vos (y en cada una) la posibilidad de romper con eso.
La industria que sostiene una tipología de belleza particular nos ha dicho cómo debería ser nuestro cuerpo, nuestra piel o nuestro pelo, y se ha lucrado del dolor y la inseguridad femenina. Es una industria muy exigente con nosotras. Cremas anti-age, anti-celulitis, estar más flacas, más pequeñas, narices más chicas, ojos y bocas más grandes, pechos redondos. ¿Dónde está la diversidad que realmente vemos en las calles? Esta industria no nos representa. La belleza tiene que ser nuestra aliada, y hasta ahora parece que es nuestra enemiga. Y también han frivolizado la belleza, cuando en realidad, el estilo propio se construye desde la profundidad del autoconocimiento y éste está en la base de cualquier proceso de desarrollo personal. Katia Rosenbaum (Psicóloga clínica especialista en gestión emocional)
Miembro de Red Holística.
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