Si sos una de esas personas que se sienten obligadas a hacerlo siempre todo bien, imagino que estás agotada. Muy cansada realmente.
Es increíble la cantidad de personas que llegan a consulta por este tema. Mujeres (y hombres también) muy valiosas, capaces, independientes, y que, sin embargo, cuando se equivocan, se sienten una mierda.
Les peores del mundo mundial.
Si sos de esas personas que se automachacan con exigencias y se enjuician con mucha dureza, es probable que tu valoración personal suba y baje más que las criptos 😝
Te digo una cosa: nadie es perfecta.
Así que, primero y antes de seguir leyendo, toma una respiración completa, inhalando y exhalando, y observá el estado de tu cuerpo y tu mente en este instante mientras lees estas palabras.
Regalate esa pausa.
Y ahora sí, vamos a ver juntas cómo podés cultivar la aceptación desde una perspectiva de Atención Plena. ¿Vamos?
¿Qué es la aceptación?
Vamos a tratar de entender qué significa aceptar algo o alguien desde el modelo de psicoterapia con el que yo trabajo, que es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
Primero vamos a dejar en claro que, para construir un vínculo sano con vos misma, es fundamental aceptarte tal y como sos, con todas tus fortalezas y esas partes que no lo son tanto.
Y aunque suene difícil, esa es la verdad.
Dicho esto, ni aquellas personas que consideramos con las cualidades más elevadas y bondadosas son perfectas. No existe la perfección y punto.
Incluso la vara de lo que consideramos “perfecto” a cada momento puede ir cambiando, y de hecho, lo hace.
Entonces, ¿por qué pasártela persiguiendo algo que ni siquiera es posible?
Creo que es una buena pregunta para pararte a reflexionar.
De nuevo, al menos por unos segundos, conectá con vos, a través del cuerpo y tu respiración, y observá el estado de tu mente y de tu cuerpo ahora.
Al final, es mejor practicar la autoaceptación (de la que hablo un poquito más abajo): aceptarte tal y como sos, sin juicios y sin compararte con los demás.
Pero eso no significa que no puedas tratar de mejorar o trabajar en aquellos aspectos de vos misma que pueden mejorarse.
Aprender a aceptar las cosas tal y como son a cada momento, y mantener al mismo tiempo el compromiso de avanzar cada día hacia lo que para vos sea importante, no son ideas excluyentes.
Podes al mismo tiempo aceptarte tal cual sos, y desafiarte en lo que necesites para construirte lo que para vos sea Una Mejor Vida.
No quiero irme por las ramas.
Desde ACT pensamos el concepto de aceptación como la contracara de lo que llamamos evitación experiencial.
El tema es entender que como animalitos que somos, estamos biológica y evolutivamente condicionadas para sobrevivir. Ese es nuestro primer y más importante objetivo en esta vida: evitar cualquier fuente de amenaza o peligro que pueda aniquilarnos.
Hasta acá todo normal.
La cuestión es que socialmente evolucionamos mucho más rápido de lo que lo hizo nuestro cerebro, y las amenazas que antes eran mayormente externas, hoy se transformaron en amenazas internas importantes.
Por ejemplo, las creencias que tenés sobre vos misma o lo que te decís cada día que podés lograr (y lo que no), son potencialmente amenazas, porque si lo que te decís te genera sensaciones desagradables, tu cerebro puede interpretarlas como riesgo de vida, en menor o mayor grado, pero riesgo al fin.
Y ahí aparece la evitación experiencial.
En pocas palabras, solemos tratar de evitar las experiencias internas que nos resultan desagradables.
La evitación experiencial, básicamente describe esta tendencia, pero no viene sola; siempre aparece con ciertos esfuerzos más o menos rígidos, más o menos inflexibles, para tratar de evitar esa experiencia desagradable.
La aceptación, en cambio, desde el modelo de ACT, implica reconocer y permitir la experiencia tal como es, sin juzgarla.
Implica tratarte con cariño a pesar de no ser perfecta, y no luchar o huir de tus estados internos, por más que puedan dolerte.
Es sencillo, pero no por eso fácil.
Sería como sacar adelante un proyecto: vas dedicando algo de tiempo cada día y cambiando lo que veas que no funcione. Puesto así, es sencillo.
Pero dedicar tiempo a un proyecto día tras día y mes tras mes, cuando al principio no vas a ver resultados, no es fácil.
Acá igual: parece sencillo, porque la idea lo es.
Pero en la práctica, se trata de dinamitar los muros del piloto automático que te llevan una y otra vez a encontrarte con los mismos resultados: autocriticarte, creerte menos, incapaz, insuficiente, y en consecuencia, darte por vencida.
En una palabra: evitar.
Todas esas acciones son, de alguna manera, formas de evitar tomar contacto con las sensaciones o emociones desagradables que aparecen en tu experiencia.
Al poner el foco, por ejemplo, en lo mal que estás haciendo las cosas, y enojarte con vos misma por ello, estás perdiendo contacto con emociones más blandas, como la decepción, la desconfianza o la tristeza, que quizás también te genera la situación.
El tema de la evitación es que no sería un problema en sí mismo, si no fuera que las cosas que evitamos, suelen ser cosas que nos importan.
Pero todas las cosas que realmente importan en la vida vienen acompañadas de experiencias dolorosas, porque justamente si no importaran, no sentiríamos miedo a perderlas o frustración porque salgan mal.
La misma fragilidad de la vida es una cara de la moneda, de la que al otro lado están las cosas que te importan.
Para recapitular, aceptar significa permanecer en contacto con tus experiencias displacenteras, dolorosas o desagradables, sin tratar de cambiar NADA.
Y aun así, actuar de acuerdo con tus valores personales, a lo que te resulta importante, para vivir lo que para vos signifique una vida bien vivida: Una Mejor Vida.
Es un punto de vista muy activo y valiente al mismo tiempo, y para nada debe confundirse con la resignación pasiva, de la que voy a hablar en el próximo artículo.
Vamos a ver ahora cómo entender especialmente la idea de autoaceptación, a ver qué puede traernos.
¿Qué es y para qué sirve la autoaceptación?
Partiendo desde la premisa liberadora de “no soy perfecta” es que podemos empezar a relajarnos.
Cuando entendemos que somos parte de este universo y que todo es perfectamente imperfecto, nada es igual, todos y todo comienza a verse distinto.
Aceptarte a vos misma tal cual sos, y tratarte con amor, es fundamental y básico para tener una vida en paz.
Sos la persona con la que estás vayas a donde vayas, con la que más hablas y a la que más escuchas, 24 hs al día, los 7 días de la semana, ¿no crees que es importante que empieces a aceptarte amorosamente?
🌸 Sin juicios.
🌸 Ni valoraciones.
🌸 Y sin compararte con los demás.
De nuevo, esto no quiere decir que no trates de mejorar aquello que creas que es mejorable, pero si dejas de vivirlo como una competencia con vos misma o con los otros, el proceso se vuelve mucho más liviano.
Y ahora te estarás preguntando ¿cómo lo hago?
Quiero hablarte acá de dos conceptos que muchas veces se malinterpretan, y que pueden generar un alto nivel de estrés y ansiedad.
Incluso muchas veces se presentan como actitudes positivas, necesarias para mejorar y crecer, pero si no los vemos bien, pueden dificultar tu autoaceptación.
Hablo acá de la autocrítica y la autoestima.
Veamos cada una.
El peligro de la autocrítica.
¿Vos también tenés esa vocecita en la cabeza que te dice constantemente que estás haciendo las cosas mal?
Me animo a decir acá que seguro todas la tenemos. Es parte de la vida, y en muchas ocasiones necesaria.
Tanto que, a lo mejor, incluso crees que esa voz, que no es otra cosa que la voz de tu autoexigencia enmascarada, te hace mejor en tu trabajo, en tus relaciones…
En fin, quizás lo ves como crítica “constructiva”, y te la pasas (casi) todo el día juzgándote.
Por ejemplo:
🔹 Cuestionas todas tus decisiones porque siempre podrían haber sido mejores.
🔹 Críticas tu físico y te esforzás por cambiarlo.
🔹 Pensás en distintas situaciones en que podrías haber sido más ocurrente, más divertida, más lo que sea.
🔹 Valoras tu trabajo con dureza y perfeccionismo.
¡Que agotador! A veces vos misma sos tu peor enemiga.
Veamos ahora la diferencia entre autoestima y autoaceptación, que no son lo mismo.
Sobre la diferencia entre autoestima y autoaceptación.
Estos conceptos son muy fáciles de confundir, pero no tienen realmente nada que ver el uno con el otro.
Por ejemplo, muchas personas piensan que tener una alta autoestima es algo positivo, y en verdad puede ser una trampa que aumente mucho tu nivel de estrés.
A ver, haber, aber…
La autoestima tiene que ver con lo que proyectamos hacia afuera, y la valoración que los otros dan de eso.
Entonces parece que siempre hay que estar del lado ganador, tener éxito en todos los terrenos, ser una winner en el plano laboral, familiar, de pareja… ¿Ves por dónde va la cosa?
Al final la vida se termina convirtiendo en una competencia, a mi modo de ver, totalmente estéril.
Como todas estamos tratando de ser las mejores, de no quedarnos atrás, de llegar a cumplir no sé qué lista de objetivos que deberíamos alcanzar, la autoestima es fruto de la propia valoración como resultado de esa carrera.
Eso es peligroso, y por lo mínimo, superfluo e irreal.
Cuanto mejor te salgan las cosas, en comparación con los demás, sin siquiera tener la información suficiente de las circunstancias ajenas, tu autoestima sube.
Y si algo no sale como esperabas, en función de esa misma comparación social, tu autoestima cae. Me suena a montaña rusa, ¿no? El problema es que luego tenés la sensación de que por más esfuerzo que hagas, nunca vas a llegar, pues siempre hay alguien mejor que vos, y vivís como en un examen permanente.
Todo se convierte en un reto a superar, que, además, debe hacerse en alto, sonriendo, y pensando siempre en positivo. No vaya a ser que te encuentren dudando de vos misma y se te caiga la cara. Al final, elevar la autoestima se presenta como un reto, pero es una carrera sin fin.
¿No es mejor poner tu energía en aprender a darte un poco de cariño?
Me refiero a que puedas tratarte con amabilidad, que seas comprensiva con lo que te gusta y con lo que no te gusta de vos misma, y que puedas perdonarte por ser humana, y por tanto, imperfecta. Y ahora sí, entendiendo estos conceptos, veamos cómo mejorar tu autoaceptación. ¿Qué hacer para mejorar mi autoaceptación? La idea es que logres abrazarte con la no perfección y comprendas que es lo que te gusta de vos misma y qué es lo que no.
Como no puedo amar algo que no conozco, sino sería una fantasía, el autoconocimiento se convierte en el camino de guía hacia la autoaceptación.
En el acto valiente de conocerte se fortalece tu identidad, se refuerzan tus valores, logras entender mejor tus motivaciones y elegís mejores hábitos. También aparecen tus imperfecciones y lo que no es tan “lindo” o “bueno”. Aparecen tus sombras, y sólo integrándolas en tu personalidad como un todo, podés alcanzar realmente la autoaceptación. El autoconocimiento es de gran ayuda sobre todo cuando aparecen las críticas externas y las opiniones de los demás, porque conociéndote es más difícil perder el norte de lo que te parece importante por la influencia de las opiniones o los juicios de los otros. Todo se esclarece, se afianzan tu ser y tus verdades más internas.
Algunas pistas para trabajar en tu autoconocimiento.
🔸 Rodeate de personas con quienes te sientas apoyada, y que te ayuden a ver “tus puntos ciegos” desde el cariño.
🔸 Prestá atención a las sensaciones de tu cuerpo, y al estado de tu mente a cada momento. Traen mucha información. Y en general vamos tan atropellados por la vida que nos perdemos sus señales y no logramos identificar lo que sentimos. Practicá el arte de escucharte.
🔸 Encontrá tus motivaciones personales, hacete las preguntas importantes para saber qué te mueve. Y meditá para encontrar tu norte personal dejando ir lo que no importa tanto.
De hecho, la meditación practicada de forma regular realmente puede llevarte muy lejos en este camino, y al final del artículo vas a encontrar un Reto gratuito de 5 días de Meditación al que te invito para ponerte en práctica.
El Mindfulness como método para cultivar la aceptación. Siempre digo: más vale un gramo de práctica que un kilo de teoría, así que a ponerse con ello.
La meditación es una herramienta que te ayuda a conectar con la vida, con lo que te resulta importante, y te permite soltar obstáculos internos que, de a momentos, parecen invisibles.
Esto es importante para que la vida fluya más naturalmente, porque meditar es como ir al gimnasio de la mente, fortaleciéndola, y dándole recursos para gestionar el maremoto de emociones, sensaciones y pensamientos que tenemos cada día. Y por eso, meditar regularmente es una gran herramienta para practicar la aceptación. El Mindfulness se define literalmente como “la conciencia que emerge de prestar atención deliberadamente en el momento presente y sin juicio a las cosas tal cual son” (Kabat-Zinn). Y en la medida que practicas estar en el momento presente sin juzgarlo, observando con curiosidad el acontecer de lo que venga, más preparada estás para aceptar cualquier suceso que aparezca en tu vida.
Cuatro pasos para mejorar tu autoaceptación con Mindfulness.
Para ir cerrando el artículo, quiero dejarte una serie de pautas básicas que te permitan generar una actitud Mindful en tu día a día.
1️⃣ EXPRESATE:
Date permiso para poner en palabras lo que pensás y lo que sentís. Ya sea pensar en voz alta hablando con alguien, o escribiendo en tu journal, expresar lo que te pasa contribuye a aclarar la mente, crear espacio, y dar lugar a un accionar más consciente.
2️⃣ SOLTÁ TUS JUICIOS:
Trata de practicar verte a vos misma, a los otros y las cosas que pasan de una forma más neutra, sin emitir juicios de valor. En realidad, no juzgar es imposible, porque es un mecanismo de la mente necesario para la supervivencia, pero sí podemos cuestionar esos juicios, y soltarlos viéndolos de una forma más imparcial, entendiendo que no todo lo que surja en nuestra mente es 100% válido y certero. A veces nos equivocamos.
3️⃣ ENFOCATE EN EL MOMENTO PRESENTE:
Poner tu foco en lo que está sucediendo a cada momento es la mejor manera de soltar tus juicios y practicar la aceptación. Y al final, es lo único que realmente tenemos. El pasado ya no existe y el futuro aún no es real. Cuando nos pasamos reviviendo situaciones del pasado o ansiando el futuro, se hace mucho más difícil conectar con la aceptación de lo que está sucediendo en cada instante de tu vida.
4️⃣ DEJÁ FLUIR TUS EMOCIONES:
Las emociones son como olas en el mar que golpean la orilla con más o menos fuerza de acuerdo con el momento, las condiciones de la playa (tu mente) y el tamaño de las olas (la intensidad de la emoción); pero todas las olas vienen y se van. Es la condición de ser una ola, y la condición de ser una emoción. No te aferres a tus emociones, pero tampoco las rechaces ni las resistas. Cuando te sientas abrumada por alguna emoción, imagínala como una ola que llega a tu playa, y lentamente se disuelve para regresar al mar.
Poniendo en práctica estas pautas te va a ayudar a sentirte mejor en el día a día, pero requiere práctica, nada bueno viene sin esfuerzo.
Y quiero resaltar una cosa: sentirte bien es lo natural.
Recuperar o reforzar las buenas sensaciones internas, sensaciones agradables y placenteras, desde el equilibrio y el desapego, es un proceso que te conecta con tu manera natural de ser y estar en el mundo.
Lo no natural es sentirte mal todo el tiempo… y a veces parece que nos olvidamos.
Si querés reforzar estas habilidades con una práctica formal de Mindfulness, al final del artículo podés anotarte para recibir un Reto gratuito de 5 días de Meditación.
Cada día te llega un mail con una meditación diferente para que hagas a tu propio tiempo, pero eso sí, hacelo en 5 días consecutivos para observar el impacto real en tu forma de percibirte y habitarte en el mundo.
Igual si no podés comenzar hoy mismo, podes anotarte y guardar los mails en una carpeta aparte para hacerlo en cuanto te sientas lista, y así ya quedamos en contacto.
Te mando un abrazo muy Mindful.
Con amor,
Katu (con colaboración de Juana Testa).
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